sábado, 15 de diciembre de 2012

Ceteris paribus, es menos costoso socialmente hacer responder al dueño del local por negligencia que las regulaciones antiincendios

Regulation and the negligence rule are both designed to obtain compliance with desired standards of behavior, but they differ in a primary respect: compliance with regulation is ordinarily assessed independently of the occurrence of harm, whereas compliance with the negligence rule is evaluated only if harm occurs. It is shown in a stylized model that because the use of the negligence rule is triggered by harm, the rule enjoys an intrinsic enforcement cost advantage over regulation….

Moreover, just because of the enforcement cost advantage of the negligence rule, it will frequently be economic for the assessment of behavior under the rule to be more detailed than under regulation. This corollary conclusion may help to explain why in fact the negligence determination is case-specific and usually more thorough than the regulatory—why, for example, a court’s inquiry whether a fire at a restaurant was caused by negligence will typically encompass a greater number of considerations than those addressed by fire safety codes…
regulation may be preferred to the negligence rule … especially because of the judgment proof problem and difficulties in establishing causation of harm (both of which dilute the threat of liability for negligence).
I focus on the specific factor of enforcement costs
Advertencia: la responsabilidad por negligencia tiene efectos preventivos. Si al del restaurante le condenan a indemnizar los daños porque el local no cumplía unos requisitos razonables (no impuestos por la regulación, sino por la valoración del juez) para evitar los incendios o reducir los daños que un incendio podría causar, los dueños de restaurantes tomarán las medidas anti-incendios que sean razonables. Si los requisitos los impone una regulación, corremos el riesgo de que sean excesivos, o excesivamente indulgentes. Este riesgo es especialmente elevado en los casos en los que no conozcamos bien los peligros de las actividades humanas y los costes de su prevención.Y, que el riesgo implique la posible pérdida de vidas humanas no debilita el argumento. Si no estuviésemos dispuestos a aceptar ese riesgo, no habríamos construido ni un solo túnel ni permitiríamos la circulación de automóviles.
Por último, en la evaluación del carácter proporcionado (adecuado, necesario y proporcional) de una regulación, los legisladores y los jueces deberían incluir la existencia de las normas sobre responsabilidad civil.

1 comentario:

Guillermo dijo...

Mmm... tengo la sensación de que las regulaciones de seguridad existen por la imposibilidad del consumidor de recabar información sobre el riesgo que corre.

Imaginemos que al empresario, tras calcular probabilidades y costes, le compensa que se quemen uno de cada cien restaurantes. Por contra, al consumidor le compensa que se quemen uno de cada mil. Si el consumidor conociera el riesgo real de cada restaurante, no haría falta regulación alguna. Los arriesgados irían a restaurantes más baratos por tener menos costes, y surgirían restaurantes más caros para atender a esos consumidores precavidos. Pero el problema es que el empresario no tiene forma de comunicar de manera creíbles cuáles son sus verdaderas probabilidades de siniestro. Ante la falta de información, los consumidores toman decisiones más arriesgadas de las que realmente habrían deseado. Producido el siniestro, el empresario indemniza, sí, pero conforme al binomio rentabilidad/riesgo que calculó al principio y que era el preferido por él, pero no el preferido por el consumidor.

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