jueves, 19 de febrero de 2015

¿Por qué tiene sentido una start-up sin ingresos?



@thefromthetree

Dice Matt Levine que hay compañías que están consiguiendo captar enormes cantidades de capital y, sin embargo, no producen nada que genere ingresos. Pone el ejemplo de Snapchat y se remite a un post de 2006 de Joe Weisenthal en el que se expone que un inversor puede ganar dinero invirtiendo en una compañía de este tipo y poniéndose corto simultáneamente en las acciones de otra compañía cuyo negocio se vaya a ver destrozado por la nueva. Por ejemplo, invirtiendo en Ello y poniéndose corto en Twitter.

Podría decirse, sin embargo, que el hecho de que estas compañías no tengan ingresos no significa que no sean valiosas. Significa, más bien, que sus clientes no son los consumidores o usuarios que utilizan su producto porque la compañía les regala el producto, sino las compañías asentadas en el mercado y que obtienen grandes ingresos (por ejemplo, publicitarios) y para las que el producto supone aumentar el atractivo del propio y, por tanto, aumentar sus ingresos publicitarios. En función de que la nueva empresa pueda vender su producto simultáneamente a muchas empresas ya instaladas o "deba" hacerlo sólo a una (es decir, que el valor de la empresa se maximice si alguien dispone en exclusiva del producto), la start-up nacerá para consolidarse en el mercado como empresa independiente o para ser adquirida por la incumbente. Así, cuando Facebook compra Whassap, hace más atractivo estar en Facebook y, con ello, aumenta los potenciales ingresos derivados de la publicidad. Pero cuando una empresa crea servicios en la nube más eficientes, puede sobrevivir de forma independiente porque tendrá muchos clientes.

Por tanto, una compañía que tiene un buen producto – un producto que los consumidores quieren usar – puede no tener ingresos pero valer muchos millones. No pueden, normalmente, vender sus acciones a los inversores en un mercado bursátil, para lo que tendrían que demostrar que, al menos, pueden obtener ingresos, pero pueden venderlas a una compañía ya instalada en el mercado que tiene un producto que se ve mejorado gracias al de la primera.

Si es así, estas start-ups son, en realidad, no tanto competidores y más bien proveedores de las compañías ya instaladas en el mercado del mismo modo que una empresa de ingeniería tiene como clientes, por ejemplo, a las petroleras, las start-ups pueden inventar productos que no generan ingresos por sí mismos pero que contribuyen a aumentar los de la compañía en la que se integra el producto. Estas sólo pueden hacerse con el producto nuevo comprando la compañía que lo produce. Y de ahí que las compañías nuevas no vendan productos sino “a sí mismas”.

De modo que, para decidir si una de estas start ups es una buena inversión, los gestores de capital riesgo deberían fijarse no sólo en si se trata de una innovación disruptiva de negocios preexistentes (a los que puede sustituir en el mercado quedándose con los ingresos) sino de una innovación que mejora el producto de esas compañías dominantes en el mercado.

En términos de teoría de la empresa, diríamos que se produce una subcontratación de las mejoras del producto. La empresa implantada en el mercado y exitosa no produce in house las mejoras, sino que se remite al mercado y a la competencia entre los emprendedores por producir mejoras. En la medida en que la mejora sea más o menos crítica para el éxito de la empresa instalada ya en el mercado, la start-up puede pasar de ser “proveedora” a rival y apoderarse de los ingresos de aquella, lo que refuerza sus incentivos para adquirirla en una fase temprana del desarrollo de la start-up, y sugiere que los gigantes del sector tecnológico pueden conservar su posición de dominio en un mercado por más tiempo del que indican los estudios sobre mercados donde hay mucha innovación, lo que, a su vez, debería llevar a un análisis distinto de estas operaciones de concentración y de sus efectos respecto del mantenimiento de la competencia en el mercado.

3 comentarios:

Angel dijo...

Buenas Jesus,

buen artículo, pero atendiendo a derecho, ¿como se valora una startup?

Es dificil de tasar si no tiene ingreso alguno, aunque sin duda puedan tener un gran valor ¿qué sentencias hay que hayan podido solventar este problema? ¿conoces algo de jurisprudencia al respecto?

Saludos

JESÚS ALFARO AGUILA-REAL dijo...

no hay nada de jurisprudencia. Los de PWC dicen que recurrir al descuento de flujos de caja futuros sigue siendo la mejor opción

Hugo Acciarri dijo...

Según el insight del artículo, se valoraría calculando el valor presente de la adquisición futura (asumiendo una función de probabilidad de que se produzca) menos el valor presente del flujo de costos que corra hasta la fecha asumida de esa adquisición.
Conjetural, pero matemáticamente sencillo.

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