domingo, 24 de diciembre de 2017

El Derecho como ingeniería inversa

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Adviento de @thefromthetree

Dicen Tooby y Cosmides que la teoría del “buen diseño” nos proporciona una heurística para realizar descubrimientos científicos sobre la evolución de la psique humana

La investigación sobre la arquitectura de la detección de parentesco en humanos proporciona un ejemplo de cómo puede funcionar este proceso de descubrimiento (Lieberman, Tooby y Cosmides, 2003, 2007). Evitar los efectos nocivos de la endogamia fue un importante problema adaptativo al que se enfrentaron nuestros antepasados ​​homínidos. La mejor manera de evitar los costes de la endogamia es evitar tener relaciones sexuales con parientes genéticos cercanos. Esto, a su vez, requiere un sistema para distinguir parientes genéticos cercanos de otros individuos: un sistema de detección de parentesco, que calcula una estimación de parentesco para cada individuo con quien se vive en estrecha relación. Debido a que la relación genética no se puede observar directamente, es importante considerar qué información relevante para estimar los grados de parentesco habría estado disponible para los cazadores-recolectores ancestrales. Para ser útil, las estimaciones de parentesco tendrían que basarse en indicios que predecían con fiabilidad la relación genética en las condiciones sociales en que vivían nuestros antepasados. Habría que buscar señales que hubieran estado presentes de forma estable en una amplia variedad de hábitats y condiciones sociales ancestrales. Por ejemplo, los cazadores-recolectores a menudo viven y forrajean en grupos que se fusionan y se escinden a lo largo de líneas familiares nucleares, de modo que los padres permanecen más a menudo juntos con los hijos, los hermanos adultos y también, aunque en menor grado, con sus familias etc. Esto permitiría que la duración acumulada de la convivencia infantil funcione como un indicio de la relación genética. Un individuo que observaba a su madre cuidando a otro bebé (lo que llamamos asociación perinatal materna) sería una señal más directa de que el bebé era un hermano del observador. Un tercer indicio puede ser una firma olfativa que indique similitud y mayor histocompatibilidad. Basándonos en la estructura de información estable del mundo ancestral,podemos esperar que el sistema de detección de parentesco evolucione para controlar señales ancestralmente válidas a tal fin y las use para calcular el grado de afinidad (que llamamos índice de parentesco) para cada individuo en su mundo social….

 

El índice de parentesco sirve como un insumo para los sistemas que calculan el valor sexual de un individuo para otro individuo: ceteris paribus, a los parientes genéticos cercanos se les debe asignar un valor sexual menor que a las personas no relacionadas genéticamente. Esta estimación del valor sexual, otra variable reguladora interna, debería regular el sistema motivacional que genera la atracción sexual. Una baja estimación de parentesco debería regular al alza la atracción sexual, mientras que un alto índice de parentesco debería regular a la baja la atracción sexual, tal vez activando una sensación de repugnancia en respuesta a la posibilidad de tener relaciones sexuales con esa persona. Independientemente, el índice de parentesco en la mente de un individuo acerca de otro individuo en particular debe regular el altruismo: cuanto mayor sea el índice de parentesco, más debe motivarse un individuo para sacrificarse por esa otra persona. Las dos señales predichas -la asociación perinatal materna y la duración de la convivencia infantil- regulan la repugnancia sexual hacia los parientes genéticos y también la orientación del altruismo 

Puede que no parezca así a primera vista, pero téngase en cuenta que el sistema de detección de parentesco es un mecanismo de aprendizaje. Su función es aprender qué individuos en el entorno de una persona son parientes y cuáles no, y está diseñado para hacer esta categorización sobre la base de ciertas señales, y no de otras, presentes durante el desarrollo. Por ejemplo, las creencias conscientes de un individuo sobre quién es un hermano no predicen el grado de aversión sexual, una vez que se controla la duración de la convivencia infantil (pero haberse criado juntos sí predice la aversión sexual, controlando las creencias sobre quién es un hermano; Lieberman, Tooby, Y Cosmides, 2003, 2007). El sistema de detección de parentesco no es, sin embargo, un mecanismo de aprendizaje de propósito general. Es altamente especializado para una tarea limitada y no tiene nada en común con los mecanismos del condicionamiento clásico y operante, la forma en que se aprenden los hechos en la escuela o cualquier otro método de aprendizaje más general.

Aunque no es nuestro objetivo trasladar ahora este análisis al Derecho, vale la pena llamar la atención sobre la utilidad de este tipo de razonamiento cuando se examinan las instituciones jurídicas. El punto de partida es semejante. El jurista observa que una institución existe en el ordenamiento – la herencia, la sociedad anónima, la cesión de créditos, el delito de homicidio. Parte de la presunción de que esa institución ha sido puesta en vigor para cumplir una función determinada, esto es, servir a una necesidad social de las que habitualmente cubre el Derecho (facilitar la cooperación voluntaria, reducir los conflictos por los bienes, reprimir las conductas violentas, facilitar la convivencia en espacios geográficos determinados, facilitar la circulación de los bienes, asegurar el bienestar de los que no pueden valerse por sí mismos, atribuir competencias, potestades y tareas de acuerdo con criterios predeterminados…). Las distintas piezas que componen la institución se analizan desde su idoneidad para lograr el objetivo social asignado a la institución asegurando la compatibilidad entre ellas y suponiendo que han sido producto de una evolución cultural que habría desechado las piezas – o las instituciones enteras – que dificultaran o hicieran disfuncional la institución. Se examina, igualmente, el contexto en el que la institución jurídica quedó plasmada en las normas y en las decisiones que las aplicaron. Y, en fin, se ajusta la interpretación para minimizar los defectos de diseño que no han sido eliminados por la evolución recurriendo a otras normas o decisiones dentro del sistema jurídico que se consideran mejor adaptadas funcionalmente al problema que se pretende resolver pero que no se han incorporado – y sustituido en su caso a determinadas piezas de la institución – al conjunto de piezas que componen la institución. El análisis lógico-formal del Derecho (la Dogmática), el uso de los criterios sistemático, teleológico, literal, lógico, histórico, de Derecho Comparado… de las normas y, sobre todo, el análisis funcional que señalaba Posner en su The Problems of Jurisprudence, análisis funcional embridado por el respeto a los diseños institucionales heredados, respeto que se traduce en la asunción de que prima facie cumplen adecuadamente la función para la que fueron diseñados. En sentido contrario, libertad para el dogmático que, porque tiene la carga de la prueba, argumenta convincentemente acerca de la disfuncionalidad de alguna de las piezas de la institución o de su excesivo ámbito de aplicación. Y, en fin, las constricciones “ecológicas”, en el diseño institucional son menos restrictivas que las que impone el entorno – selección natural – al diseño de los organismos vivos. Las instituciones funcionales a entornos semejantes pueden ser muy variadas e idéntico nivel de funcionalidad puede lograrse combinando en distinta medida diferentes piezas (por ejemplo, mayor o menor juego de la responsabilidad por culpa vs responsabilidad objetiva; mayor extensión de las adquisiciones a non domino o mayor protección del verus dominus frente a los adquirentes de buena fe, pero, en ningún caso, frente a un adquirente que adquiere a sabiendas de que el vendedor no es propietario ni está autorizado para vender). Pero el principio “heurístico” es plenamente válido: el análisis del Derecho como ingeniería inversa.

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