lunes, 24 de marzo de 2014

Los argentinos inventan las sociedades de ahorro mutuo

juan manuel fangio
En el blog nos hemos ocupado de las mutuas en algunas ocasiones (aquí, aquí, aquí y aquí), sobre todo, para referirnos a Mutua Madrileña. Sefuela ha publicado una entrada en la que describe un tipo societario inventado por los argentinos (¡la necesidad aguza el ingenio!) para poder comprarse un coche. Como verán, se trata de una sociedad, con causa consorcial o mutualista (auxiliarse recíprocamente). Lo que distingue a estas sociedades de las mutuas de seguro es que, en éstas últimas, los que están sometidos al mismo riesgo – los que pueden sufrir el siniestro – se agrupan para hacer frente al mismo de manera más eficiente. Si la mutua de seguros lo es por derramas, cada siniestro es indemnizado por el grupo “a escote”. En las mutuas a prima fija, los asegurados ahorran para formar un fondo, con aportaciones periódicas y de cuantía fija, fondo que se destina a indemnizar los siniestros. Como el objetivo es comprarse un coche, en estas mutuas, el “siniestro” es que seas agraciado con el derecho a adquirir el coche. en el sorteo que se hace cada cierto tiempo. O sea, estamos ante una sociedad de ahorro mutuo. Recuérdese que las Cajas de Ahorro eran, inicialmente, instituciones semejantes y que destinaban las ganancias a premiar a los impositores aumentando el tipo de interés que les pagaban por sus depósitos o perdonándoles las deudas que hubieran contraído con el Monte de Piedad.

Verán también que estas sociedades están relacionadas con los clubes con cláusula tontina. Pero, en este caso, no hay incertidumbre respecto al an (todos acabarán teniendo derecho a comprar un coche, salvo riesgo catastrófico) sino sólo respecto al quando.
Cada individuo participante pasa a formar parte de un grupo cerrado de unas 100 personas. Cada uno de ellos se obliga a aportar cada mes a la financiera la cantidad de 3000 pesos (la cifra es aproximada). Si un mes falla en el pago, deberá ponerse al día en los siguientes vencimientos con los intereses correspondientes. Si falla en un número determinado de los mismos, queda fuera del grupo y pierde lo aportado hasta el momento.  Hay un detalle más. el grupo también tiene efecto sobre el individuo.  Si fallan en el pago un número suficientemente alto de personas durante varios meses, el grupo se disuelve y todos los participantes pierden una buena parte de lo aportado.
Cada año se realizan dos sorteos en el grupo. En cada uno de los sorteos, unos cuantos individuos pueden acceder inmediatamente a un vehículo que pasa a ser de su propiedad y la financiera les concede automáticamente un préstamo por la cantidad que les faltaría por pagar. La diferencia con su situación anterior radica en que pasan a depender tan sólo de si mismos y a poder disfrutar de un vehículo.
Los individuos tienen una opción a su favor, emitida por la financiera, que les permite (siempre que estén perfectamente al corriente de pago) solicitar el préstamo y el vehículo a partir del segundo o tercer año de haber suscrito el producto.
En pura teoría financiera, todos deberían ejercitar esta opción tan pronto como les fuera posible. No se hace así por dos razones. La primera es que el cupo de gente que puede hacerlo se limita al número de gente que puede ser agraciada en el sorteo. La segunda es que el producto es percibido como un producto de ahorro por los individuos en lugar de como un producto tremendamente complejo.

Sefuela en el blog Desde el Exilio. En Twitter @Sefuelix y aquí




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